lunes, 17 de febrero de 2014

EL ADD-H COMO CASO TESTIGO DE LA PATOLOGIZACION DE LAS INFANCIAS ACTUALES.” por Elena Montes y valeria Marciani

 “¿NIÑOS DEATENTOS O DESATENDIDOS?
APORTES DE LA PSICOPEDAGOGIA ORIENTADOS A LA REVISION DE
DISCURSOS Y PRACTICAS LIGADOS AL PROBLEMA DE LA
HIPERACTIVIDAD Y LA DESATENCION ESCOLAR.
EL ADD-H COMO CASO TESTIGO DE LA PATOLOGIZACION DE LAS
INFANCIAS ACTUALES.” [1]
Por Elena Montes y Valeria Marciani- Pcia de Jujuy-
Introducción
Somos psicólogas que trabajamos en el campo de la educación pública, vinculadas al quehacer de distintas instituciones escolares de nivel primario (modalidad común y especial) y secundario en la provincia de Jujuy.
Nos implicamos cotidianamente con realidades que involucran a niños y adolescentes que concurren a las instituciones escolares, donde se nos demandan distintas intervenciones. Abordamos a diario problemáticas complejas y advertimos un aumento de derivaciones realizadas por la institucion escolar de niños que no se acomodan a lo esperable.
Hemos advertido con preocupación que a partir del año 2000 se han incrementando notablemente situaciones que involucran diagnósticos de diferentes déficits asociados a problemas de aprendizaje: trastornos severos de aprendizaje, déficits atencionales, y trastornos de la comunicación. Al mismo tiempo aumentaron los pedidos de evaluaciones que posibiliten la emisión de certificados de discapacidad, que en muchos casos permiten cubrir la atención en el ámbito privado o redunda en ciertos beneficios económicos (trasporte gratuito, obra social, cuota del salario familiar y escolaridad beneficiada por la discapacidad).
Estos son los escenarios desde los cuales vamos a plantear una viñeta clínica vinculada a una niña de 4 años que inicia su escolaridad inicial en una escuela de San Salvador de Jujuy. Si bien el Seminario nos mostró al Trastorno por Déficit de Atención como un ejemplo paradigmático de la patologizaciòn y medicalizacion de las infancias, vamos a presentar  una situación vinculada a un diagnóstico de Trastorno Generalizado del Desarrollo, frecuentemente realizado en niños pequeños que se encuentran en el Nivel Inicial. Pensamos que ADDH o TGD constituyen atajos que sortean la  complejidad emergente y que encubren “con distintas nominaciones” una problemática que urge abordar. Consideramos que podremos realizar a partir de este ejemplo un análisis que nos permitira resignificar los aportes del Seminario.

Distintas escenas, una misma situación
Escena 1: Milena de 4 años llora desesperadamente agarrada a su madre, negándose a quedarse en la Salita del Jardín de 4 años. La docente le expresa a la madre: -Señora su hija tiene un problema serio, tiene que hacer algo. En el Centro de Salud hay una profesora de la escuela especial que trabaja con niños que tienen estos problemas.
Escena 2: la docente en cuestión le explica a la madre que su ámbito de intervención es la atención temprana que abarca niños hasta los tres años, pero que puede gestionar una entrevista con la psicóloga de la escuela especial. Por su parte la madre inicia un recorrido en búsqueda de respuestas en otros centros, asesorada por la obra social.
Escena 3: en la entrevista con la psicóloga la madre expresa su angustia, dice que su hija es especial, que es muy apegada a ella, que es temerosa. Explica que ya realizo una consulta neurológica, que fue el primer requisito de la obra social y que le emitieron un certificado que dice: “Se sospecha TGD”. Se solicita rehabilitación integral y se indica una TAC -Tomografía Axial Computada- (Anexo 1).

Analisis de la situación: interrogantes y explicaciones posibles
Advertimos que la posmodernidad nos contrapone a la presencia de discursos hegemónicos, mirada adultocentrica y homogeneizante, que se extienden al campo escolar vulnerando los Derechos de los niños, las niñas y los adolescentes. Por un lado aparecen intentos de atender las diferencias difundiendo políticas inclusivas, al mismo tiempo podemos observar  una tendencia a la continuidad del modelo institucional de las escuelas humanistas de elite, caracterizado por ser academicista, rígido y ritualista; resultando escuelas homogeinizadoras y regidas por el principio de igualdad sarmientino. En consecuencia se corre el riesgo de dejar de lado ciertas experiencias vitales que implican desviaciones, interrupciones… en síntesis, se desestima lo diverso, la diferencia. Estos escenarios nos llevan a plantearnos en el desenvolvimiento de nuestra prácticas el siguiente interrogante: ¿Cómo alojar las complejidades de la infancia que se visibilizan en la institución escolar, sin patologizar la infancia?

Niño problemático o niño enigma

Junto al señalamiento de la docente de Milena que le expresa a la madre “su hija tiene un problema” , aparece la demanda: alguien tendrá que decir cuál es ese problema, y ponerle un nombre. Podemos insinuar un quiebre que evidencia un corrimiento del educador, que no se involucra y no se interroga frente a la situación.
 Se advierte que poner nombres o designaciones a las dificultades tranquiliza a los adultos. Frente al hecho de que los problemas nos interpelan, es que invitamos a considerar la diferencia entre la designación niño problemático consideración que implica una certeza y niño enigma que implica novedad, sorpresa…da lugar a la pregunta, a la interrogación. Esta consideración aloja el malestar…no todo se sabe ni es comprensible, ni pasible de ser nominado, rotulado.

Acerca de los diagnósticos en la infancia
Los niños que no responden a lo esperable en las instituciones escoleares porque no aprenden al ritmo previsto, o no prestan atención, o presentan conductas exptrañas, o lloran y no se quedan en la escuela “como se espera” como en el caso de Milena rápidamente reciben diversos diagnósticos. En su gran mayoría predomina el “Trastorno por Deficit de Atención” (ADD), también pueden ser clasificados como Trastorno Oposicionosta Desafiante (TOD) o Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD). Suelen indicarse tratamientos de modificación conductual, y con frecuencia se los acompaña con psicofármacos. El objetico es acomodar  al niño a lo que se espera de él y que desaparezcan sus conductas indeseables.
Tal como expresa Gabriela Dueñas “esta modalidad de diagnósticos rápidos, tan de moda actualmente, parece priorizar la importancia de identificar al conjunto de conductas desadaptativas que se observa, con un nombre que permita ubicar rapidamente al sujeto dentro de una categoria clasificatoria. Esto nos tranquiliza. No saber de que se trata genera malestar”. (Dueñas, 15 y 16). Podemos decir que la singularidad de lo humano aparece claramente como una fuente de incertidumbre que la ciencia trata de excluir a traves de la homogeneización.
Al decir del psicoanalista Juan Vansen: “ Quiero contraponer a la constitución de entidades biogenéticas como condición de enfermedad -concepción autoritaria, biologista, descontextuada y mercadotécnica del sufrimiento infantil- un enfoque que contempla una lógica que se aproxima al padecer como situación que no puede desentenderse de la época ni del cristal con que se mira y que propone un abordaje que produzca subjetividad y no solo embotelle a los niños en rótulos inmovilizantes”. (Vasen, 29).
Continuando la propuesta de Adrian Grassi debemos entonces pensar la dificultad, el problema, la complicacion en los niños y adolescentes y no de los mismos para poder albergar asi a todos los protagonistas.
Estas prácticas de rotulación obstaculizan concebir a los niños y adolescentes como sujetos en devenir, que se encuentran transitando momentos de la vida que se definen justamente por sus posibilidades de constitución y de transformación.
El niño como objeto de estudio: la mirada “jugada” en el deficit
Frente a los etiquetamientos-diagnósticos que vienen desde la ciencia y la tecnología nosotras apelamos al trabajo clínico-artesanal, invitando a los sujetos, padres, familias y porque no docentes, a una compleja tarea elaborativa. Es la única manera de saber de que se trata el malestar en cada uno. Reconocemos que trabajamos desde una posición no ingenua de una práctica que podrá tener consecuencias. Implica un tiempo de construcción absolutamente distinto al que promete en muchos casos una medicación en pos de evitar un sufrimiento.
Sabemos que la familia y los vínculos que en ella se creen serán  determinante de una multiplicidad de identificaciones, será el lugar donde se despliegue y transmita la palabra, el lugar de la cultura, del Otro. Desde esta mirada recogemos de  las entrevistas con la madre de Milena algunos datos clínicos que  dejaron entrever que la noticia del embarazo había desencadenado intensa angustia en ella, dice la madre de Milena en una entrevista: - “ante la noticia del embarazo me agarro una angustia…no podía parar de llorar… pensé que mi proyecto se cortaba ahí”. Podemos advertir que el deseo se obtura porque en vez de aparecer el niño como proyecto se desliza un significante ligado a lo que  no es posible, a  la  interrupción de un proyecto. Sabemos que el sostén del adulto es condición para la subsistencia. Interdicción, contención, afecto, cuidado y confianza serán los ejes centrales  entre un pequeño en proceso de constitución y el adulto  a cargo de su crianza.
Si el holding fracasa, la continuidad existencia se ve amenazada y el infante vive acechado por angustias primitivas que dejan marcas traumaticas en el psiquismo en constitucion (Winnicott, 1965).

A modo de conclusión
Nos preguntamos si los fenómenos de patologización encubren un ideal del niño posmoderno, ¿los niños se resisten a éste ideal? ¿Sus manifestaciones son modos de expresión de sufrimiento actual frente a este ideal? En la antigüedad se arrojaba a los niños imperfectos de la cima monte Taigeto. Quizás hoy los arrojamos a un vacío de significación desde las alturas de la ciencia. Si el diagnóstico sepulta al niño, si nada se puede decir más allá de lo manifiesto; si su historia se reduce a un inventario de consultas, informes, inventarios, pronósticos y tratamientos, en nombre del avance científico, estaríamos reproduciendo lo que los antiguos griegos hacían desde la más cruel ignorancia, los “matamos” simbólicamente, sepultando su subjetividad. Además de reconocer en el niño una entidad bio – psico - social, es importante señalar que el niño es un entramado de significantes: está hecho de palabras, palabras que lo esperan aun antes de nacer.

La lógica del no todo, fundamento del caso por caso
Consideramos que lo universal implica “el para todos” y entendemos que no hay tratamientos para todos, ni que todos quepamos en los protocolos o que a todos nos alcancen los múltiples programas. No hay respuestas masivas. En un mundo globalizado dar lugar a lo propio, a lo que cada uno pueda decir desde si promueve acción reponsable porque no pierde cada uno como ser anónimo.
Silvia Duschatzky cita a Gilles Deleuze, filósofo francés, quien afirma que en las totalidades no hay nadie. Cada vez que la totalidad nos convoca a transforlarla, conservarla, reformarla, destruirla, cada enésima vez no estamos. No es que la totalidad no exista sino que está en los modos en que existe y de lo que se trata es de entrever la singularidad de un modo.
Sabemos que el psicoanálisis implica la lógica del no-todo, justamente desde la pregunta en singular, la de cada uno, nos invita a hacer lugar a la diferencia. De allí nuestro sustento de trabajar, abordar, analizar el caso por caso, los niños y adolescentes con sus nombres propios… Milena, Pablo, Lucía…

Posibles acciones a emprender. Nuestra propuesta.
Cuando de trabajar con niños se trata nos vemos implicados varios actores por lo cual nos interesa destacar como dispositivo particular de abordaje las denominadas “Ceremonias Mínimas”. Se trata de una estrategia de alojamiento institucional para el sujeto. Permiten repensar como las distintas instituciones producen o no estrategias para recibir y alojar a quienes allí llegan.
Se trata de un dispositivo clínico metodológico, clave y llave para múltiples intervenciones posibles. Es una metáfora o sea  un dispositivo para habilitar alternativas de intervención no convencionales.
Mercedes Minnicelli explica que “Las ceremonias mínimas, no se definen entonces ni por el tamaño ni por la envergadura de un acto; sino por el contrario, se trata de otorgarle a los pequeños actos el carácter de grandes acciones que se van enlazando entre si, gestando nuevas redes discursivas y fácticas. Sostendremos que la creación e implementación de ceremonias mínimas resultan proclives a la promoción de condiciones de posibilidad subjetivantes  allí donde el límite se presenta como abismo. Otorgarle carácter creador de condiciones de posibilidad subjetivantes, implica necesariamente entender que el poder (hacer), no se aloja en las grandes estructuras de manera exclusiva sino, que se sostiene en detalles mínimos, en la palabra, en el decir diario, en la posición de cada sujeto en el lazo con otros”.
Pueden resultar la clave donde hallar la diferencia, especialmente porque ellas se ubicaran en lo obvio, siempre tan proximo e invisibilizado a nuestro margen de protagonismo y acción. Somos nosotros quienes creamos y recreamos condiciones vinculantes o desvinculantes.
A las ceremonias mínimas las inventamos, no son naturales ni forman parte de la organización social e institucional normativizada. Por ellas podemos hacernos protagonistas de la escena que nos preocupa y ocupa; al tiempo que será en y por ellas mismas que podamos dar lugar a otras ficciones, a otros juegos de verdad establecidos; sin más será posible hacer de lo dicho, otros decires.
Cualquier mínima forma ceremonial, podrá iniciarse por la renovación de los interrogantes, por el análisis de la propia implicacián biográfica en las intervenciones; por el instante en que se decide reposicionarse como mayores ante los niños, para dar lugar a la palabra y a la escucha del sujeto y, de modo sustantivo y esencial, por la que consideramos necesaria –aunque admitimos como imprescriptible- reflexion etica.



               Lic. Elena P. Montes                          Lic. Valeria Marciani




Bibliografia:
- Dossier bibliografico del Seminario de posgrado de Psocpedagogia “¿Niños desatentos o niños desatendidos?”
- Duschatzky, S. (2013) “Presentacion General. La adolescencia en los bordes”. –Cohorte 9- Curso de Posgrado. FLACSO Virtual. Año 2013.
-Gillerault, Gerard DOLTO/WINNICOTT El bebé en psicoanálisis (2009) Ed. Paidos
- Grassi, A. , Cordova, N. (2010) “Entre niños, adolescentes y funciones parentales”. Ed. Entreideas, Buenos Aires.
- Lazzari, C. (2011) “Textos del alma. Prevencion y Psicoanalisis”, Area Prevención – Fundación Catalina, San Martin de los Andes. Disponible en http://www.fundacioncatalina.org.ar/prevencion.htm [Fecha de consulta: 2 de abril de 2009]
- Minnicelli, M. (2008) “Escrituras de la ley en la trama social. Ensayo sobre la relacion entre dispositivos, ceremonias minimas y practicas profesionales”, Revista Pilquen, Seccion Psicopedagogia, Ano X, Nro 5. Disponible en http://www.revistapilquen.com.ar/Psicopedagogia/Psico5/5 Minnicelli Escrituras.pdf
- Minnicelli, M. (2011) “Clase 23: Ceremonias mínimas”. Diploma Superior en Psicoanalisis y Practicas Socio-Educativas- Cohorte 3 –FLACSO Virtual. Año 2011. [Fecha de consulta: 26 de noviembre de 2012]
-Vansen, J. (2013) “La infancia clasificada”. IV Simposio sobre Patologizacion de la Infancia. Actas: “Practicas Inclusivas y Subjetivantes en Salud y Educacion”/ Yanina Berezan y Andrea Kaplan- 1ª ed. –Bs As: Sociedades Complejas 2013. E-Book. [Fecha de consulta: 28 de julio de 2013]



















ANEXO





[1] Este artículo es fruto del trabajo de Acreditación FINAL de las Lic E. Montes y V. Marciani de JUJUY al Curso de Posgrado dictado por la Dra Gabriela Dueñas en la Universidad Nacional de Salta- INIPE, bajo la dirección de la Lic S. Gareca, entre el 27 y el 29 de Junio de 2013